Se levantó mirando al
cielo
Aquel lluvioso día de
marzo
Porque su corazón sin
quererlo
De nuevo, vivía
ilusionado.
Pensaba a cada
momento
Que otra vez llegaría
la hora
Solo pedía que los
nervios
No traicionaran esa
tarde maravillosa.
Pensaba a cada
momento
Que sería un año
especial
Solo por el lujoso
estreno
Que su Señora iba a
llevar.
Soñaba con ir debajo
De ese manto de
terciopelo
Pero el cielo se
había encargado
De convertir su
ilusión en desconsuelo.
El día amenazaba agua
Empañando una
gloriosa tarde
Viendo como su Madre
se quedaba
Sin recorrer esas
engalanadas calles.
Mirando esos ojos
dulces y serenos
En silencio se le
escapó una lágrima
Diciéndole que aquel
noble sentimiento
No podrían cambiarlo
nadie ni nada.
Nunca lo cambiaría el
tiempo
Porque se entregaba
con el alma
Sintiéndose cofrade
desde pequeño
A Ella desde entonces
se encomendaba.
Sentía mucho dolor y
tristeza
Por no poder llevarla
este año
Pero contemplando su
belleza
Esperaba el próximo
miércoles santo.
Su hermandad había
tomado
Una dura y difícil
decisión
Esperar para estrenar
su manto
En una nueva y
anhelada ocasión.
Pero ahí no acabó
todo
Aunque solo fuera en
el templo
Sin querer se llenó
de gozo
Al meterse de nuevo
en su costero.
Fue un momento muy
breve
Tras dar una preciosa
levantá
Pidiéndole
sencillamente
Un poco de salud nada
más.
Fue un momento muy
breve
Tras dar una preciosa
levantá
Llena de emoción
únicamente
Porque un año ha de
esperar.
Bajo su fiel
trabajadera
Guarda amor y respeto
Hace muchos años que
la lleva
Y no puede olvidar su
sueño.
Bajo su fiel
trabajadera
Tan solo le pide
fuerzas
Sintiendo que con la
primavera
Él volverá con una
promesa.
Esa promesa que suele
cumplir
Aunque a veces, manda
el cielo
Al despedirse solo le
puede decir
Siempre volveré para
ser tu costalero.
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