Siendo tan sólo un
niño
Dejó su tierra y su
hogar
Pero con el paso del
tiempo
La añoraba cada vez
más.
Siendo tan sólo un
niño
Su madre le cantaba
nanas
Pues había nacido en
primavera
En un pequeño corral
de Triana.
Conocía su cuna
flamenca
Mediante los relatos
de su abuelo
Y al anochecer
siempre le pedía
¡Háblame!, de su
simpecado rociero.
De su padre había
aprendido
A tocar una guitarra
flamenca
De su abuela tenía la
alegría
Y la bondad de la
gente sincera.
Guardaba entre sus
recuerdos
Una estampa de la
Señora
Y al rezarle siempre
le decía
¡Quién pudiera verte
Pastora!
Bajo el color de otro
cielo
Pasó poco a poco su
juventud
Pero aún tenía la
esperanza
De ver un trozo de cielo
azul.
Llevaba toda una vida
Viviendo en aquel
pequeño pueblo
Y aunque no conocía
su tierra
Se sentía andaluz y
trianero.
Aunque no conocía su
tierra
Se sentía andaluz y
trianero
Por haber heredado de
su gente
El bello oficio de
ser alfarero.
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