Rocío,
se llama una aldea
Coronada
por el azul del cielo
De
suaves pisadas y blancas arenas
Y
rumores a plegarias que deja el viento.
Rocío,
se llama una aldea
Nombre
de la Pastora divina
Rocío,
señora, madre y Reina
De
un bello rincón, la marisma.
Rocío,
se llama una aldea
Cobijo
para un corazón peregrino
Consuelo
y esperanza del que espera
Tras
un duro, largo y anhelado camino.
Rocío,
se llama una aldea
Donde
viven potros marismeños
Donde
el alba, en primavera
Espera
al tamboril y al cohetero.
Rocío,
se llama una aldea
Donde
unos ojos lloran de emoción
Ofreciendo
en silencio ante la reja
Una
breve, humilde y sincera oración.
Rocío,
se llama una aldea
Donde
se enmudece el alma
Esa
mañana de mayo al verla
Y el
corazón anhela llevarla.
Son
costumbres de antaño
Que
algunos parecen olvidar
Son
tradiciones que sin embargo
Se
deberían de respetar.
Deberían
de respetar la naturaleza
Y el
sentimiento de un pueblo entero
Deberían
tener un poco más de delicadeza
Y no
convertir algo tan bello en un estercolero.
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