Comenzaba
a despuntar la mañana
Bajo
el manto azul claro del cielo
Cuando
todavía a esa hora temprana
Mi
barrio estaba en calma y en silencio.
Un pequeño
rayo de sol
Me
dio calor un instante
Mientras
la brisa fresca rozó
Suavemente
mi sereno semblante.
Regresé
a mi pequeño hogar
Tras
hacer un par de recados
Sin
esperar nada en especial
El
destino, quiso hacerme un regalo.
En
esta radiante mañana
Echaba
un vistazo a la prensa
Francamente,
diré que no esperaba
Recibir
amigo, tan grata sorpresa.
Se
estremeció mi sereno corazón
Hojeando
ese breve suplemento
La
mirada se llenó de emoción
Tras
ver ese título tan bello.
Ese
hermoso nombre
A
Triana me suena
A
pesar de ser uno de esos rincones
Que
no he visitado aunque quisiera.
No
conozco personalmente
Ese
bello rincón trianero
Pero
desde que llegué tengo la suerte
De
rezarle a la Reina de los Marineros.
Por
eso hoy, se estremeció el corazón
Porque
siempre la tengo a mi vera
Y el
deseo sin querer se presentó
Para
dedicarle este pequeño poema.
De
ella, podría decir
Me
gusta contemplar su cara morena
Sencillamente,
me gusta sentir
Esa
copla que la nombra en primavera.
Para
terminar este poema
Solamente,
diría te quiero
Esperanza,
mi inseparable compañera
Madre
y Señora de los Marineros.
Fernando Morillo,
besando la mano de su Esperanza,
una vez acababa de vestirla