Se
conocían solo de vista
Al
vivir en el mismo barrio
Sin
saber que un día llegaría
A
suceder lo menos pensado.
Únicamente
se saludaban
Si
se cruzaban por la calle
Sin
pensar que la vida les brindaba
Ese
momento que no oculta nadie.
Poco
a poco y en silencio
Se
fue enamorando el corazón
Anhelando
cada día el momento
Para
tener esa primera ocasión.
En
un día radiante de primavera
De
nuevo volvieron a encontrarse
Mientras
sus miradas claras y serenas
Fueron
fiel testigo de aquel instante.
Aquel
día sobró el saludo
Como
hacían cada mañana
El
sentimiento era más profundo
Y
no necesitaron apenas palabras.
Aquel
día sobró el saludo
Como
hacían cada mañana
El
corazón se sentía seguro
Y
solo entregarse necesitaba.
Él
quiso robarle un beso
Tras
contemplar su mirada
Que
hacía tanto tiempo esperaba.
Se
entregaron mutuamente
Como
siempre habían deseado
Con
esa bonita ilusión que se tiene
Cuando
se suele dar el primer paso.
Se
entregaron mutuamente
Decidiendo
así unir sus vidas
Para
compartir sencillamente
Sueños,
emociones y alegrías.
Como
testigo de aquella unión
Intercambiaron
dos alianzas
Como
señal de su sincero amor
Y
de su hermosa y plena confianza.
Así
pasaron largos años
Dando
lo mejor que tenían
Celebrando
el día señalado
Cada
vez que octubre nacía.
Solían
hacerlo con una velada
Tan
romántica como esa época
Acompañados
por una cálida hoguera
Hasta
llegar al filo de la madrugada.
Solían
hacerlo con una velada
Renovando
la promesa de antaño
Aquel
día quisieron fuera más señalada
Porque
de amor cumplieron cincuenta años.
Solían
hacerlo con una velada
Renovando
la promesa de antaño
Sin
olvidar que por entero se entregaban
Gracias
a un bonito y pequeño flechazo.
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